Sweet Revenge <Declan Baskerville>

Demonios. Miles y malditos demonios. Estoy ladillado de estar encerrado en mi habitación. He caminado del balcón al baño, del baño a la cama y de la cama al balcón, haciendo un tour estilo crucero que ya está formando un surco en el piso. Debía salir de aquí ya o terminaría por fallecer del aburrimiento. Me he alimentado hace poco de una fémina. Pobre mujer humana del servicio. No ha esperado su muerte el día de hoy. Lo complicado de hacerme con el alma de alguien, es deshacerme de su cuerpo. Debo regresar al infierno y leer e informarme sobre la palabra maldita Croatoan. La cual ayudo a mi hermano, el demonio de la gula, a deshacerse de los cuerpos de los colonos en Roanoke. Si dominara ese poder. Seria capas de deshacerme de los cuerpos en seguida por medio del ser repugnante que aparece al ser nombrada esa palabra. Este se alimenta de humanos. Es repugnante porque de solo verlo, cualquier ser se aterroriza. Tiene miles de ojos, miles de rostros, miles de dientes, miles de brazos y piernas. Es el ser más repugnante del infierno. Pero es genial para deshacerse de los cuerpos sin dejar evidencia.

-Eso es. Ya sé lo que debo hacer.- Y tomando mis llaves y mi billetera. Camine y salí de la habitación. Debía escribir la palabra Croatoan en varias partes de la ciudad y en una aquí en el hotel. Ese era el medio por el cual, el portal se podría abrir y dejar que el demonio Croatoan pasara a esta dimensión y se alimentara. Pero solo quien escribe su nombre es quien le puede convocar. Así que seré yo. Ya se acabó eso de deshacerme de los cuerpos lanzándolos por el ducto de la basura, enterrarlos en el bosque, lanzarlos al fondo del lago y los ríos o picarlos en trozos pequeños. Suficiente.

Primero baje directo hasta los calabozos del hotel. Allí nadie hacia vida, muy pocos la hacían de manera secreta. Como yo. Cuando llegue. Baje aquellas escaleras de piedra. Observe las paredes con moho y las rejas de cada calabozo. Baje directo hasta lo más profundo y en una pared perfecta. En lo más profundo. Tome con fuerza un hierro oxidado y rasgué y rasgué sobre los viejos bloque de piedra hasta dejar plasmada la palabra. Me separe un instante, el ambiente se tensó y se puso pesado. –Eh aquí una de las puertas a este mundo. Bajo mi poder, serás el demonio que te deshaga de mis víctimas. Te alimentare y tu obedecerás mis órdenes. Eh pues entonces tu entrada al mundo de los mortales. Croatoan.- Y dichas letras brillaron en rojo intenso, cual lava y se hundieron en la piedra uno dos centímetros más. Imposible para que alguien la borrase.

Cumplida mi acción. Opte por subir nuevamente desde las profundidades. En uno de los pisos me percate de una esencia. Otra idéntica a la de Autumn. Me escondí detrás de un pilar. Era una mujer, muy hermosa, de cabello negro y con un aura muy poderosa. Con mis fríos la observe y me lamí los labios. Era madura, pero sexy. Se metió en una celda. No salió. Camine hacia esta con cuidado y sigilo. Me asome levemente y estaba sentada en aquella cama. Estas celdas tenían cama. Increíble. Entre por completo. A la celda con mis manos dentro de los bolsillos. –Pensaba que nadie bajaba por estas desoladas y abandonadas celdas.- Comente. -¿Qué hace una bella mujer como usted, metida en este agujero frío y húmedo?- Y por una mujer como ella, esperaba que supiera que estaba claro que no era una humana. No por favor. Esa aura entre roja y azul es fácil de reconocer. Un ángel caído. Pobre. Otro que peco. Pero su pecado no le permite ser un demonio. Expulsados del cielo y sin entrada al infierno. Pobre seres.

La voz de la fémina, ángel caída, es una realmente muy sexy. Viste atractivamente y su dejo de elegancia me atrapa la curiosidad. En efecto, como dice la mujer, hay una primera vez para todo. Sin embargo, ella se acaba de conseguir con un ser lo suficientemente peligroso. Pero parece que no le doy una pisca de miedo ni nada. Su cínica y sensual sonrisa es digna de admirarse. Escucho que intenta alejarse de la bondad del hotel. Sonrió sin poderlo aguantar. –Jajaja… ¿Bondad dices?- La inquiero. –Parece que no me has visto entonces. De bondad… no tengo ni una pizca belleza.- Le comento susurrando al final con un dejo de sensualidad en mi voz.

-Yo ando en estos fríos, húmedos y desolados parajes por… Cuestiones personales que van de la mano con la muerte.- Solo podría decir eso. Mis asuntos eran míos a parte, no quería que nadie se enterara de mi contrato con Croatoan. Aquello era parte de mi vil deseo por alimentarme de los miserables humanos. Luego escucho algo de novia. Aquello me hace sonreír. Podría llamar novia a quien me rechaza a cada instante que intento acercarme. Lo dudo. A parte, los demonios no amamos. –Las mujeres que han creído ser novias mías están actualmente en el fondo del mar. En lo profundo del lago. Picadas en trozos y sus almas reposan en donde el fuego siempre arde.- ¿Habrá quedado claro?

-Sigo pensando, que no es posible ver.- La observo. –Tremenda belleza aquí abajo. ¿Así huyas de las cosas buenas. Dentro de la oscuridad y el mal, solo puedes correr peligro. Un latente y palpitante peligro.- Afino mis felinos y viperinos ojos hacia ella.