We've got all the time in the world [Elizabeth Mijalkov]

Eran cerca de las ocho de la tarde, la noche comenzaba a caer y yo ya estaba ahí plantado esperando a los pies de la torre. Había quedado con Beth esa noche, tenía que recuperar el tiempo que había estado fuera, y aquel día libraba. La había echado de menos a lo largo del día, se me había hecho largo. Curiosamente aquel día no había fumado nada de nada, ni un solo cigarrillo. Tampoco es como si hubiera hecho gran cosa. Había salido durante un rato por la mañana para dar una vuelta por la zona, sin embargo había hecho mucho Sol, y yo demasiado Sol no lo soportaba. Prefería pasarme esa clase de días durmiendo, leyendo o cualquier cosa que no implicase permanecer fuera de la habitación. Al final se me hacía aburrido e incluso insufrible y acababa saliendo, sin embargo procuraba no tomar demasiado el Sol. Así que no había salido de mi habitación hasta cerca de las siete y media, cuando ya comenzaba a oscurecer.

Me preguntaba cuanto tardaría ella en aparecer. Había llegado un poco pronto, antes de tiempo, todo había que decirlo, pero procuraba ser puntual, ¿Qué sería de un caballero como yo si fuera impuntual? Perdería toda la gracia. En cualquier caso, estaba nervioso. No era una cita como quien dice, sin embargo íbamos a estar solos, no iba a ser como en la subasta que al final habíamos estado rodeados de una multitud. Esta vez seríamos ella y yo. Mi temperatura corporal no podía subir demasiado, sin embargo estaba muy nervioso y a pesar de no estar ardiendo para mí se sentía así. "James, respira hondo. Ni siquiera ha llegado aún", me dije en mi interior. Resultaba tan estúpido estar así por otra persona... Pero no podía negar mis sentimientos hacia ella. Eran sentimientos intensos y reales, muy reales. Nunca antes había sentido algo tan estúpidamente intenso por alguien, casi resultaba ridículo. La gente a mi alrededor pasaba, yo mientras tanto me encontraba apoyado en una de las enormes vigas que conformaban la torre. Realmente tenía ganas de subir, llevaba meses sin ver las vistas desde arriba de París y era algo que merecía totalmente la pena.

Iba a sacarme mi primer cigarro del día, cuando vi que Beth ya aparecía, por lo que guardé la caja en el bolsillo a la vez que sonreía. - Eh, me has hecho esperar. - Dije intentando picarla. Me aproximé a ella, y dije. - Buenas noches Beth. - Era extraña la sensación que tenía cuando estaba delante, una especie de opresión en el pecho. Resultaba fascinante. Sonreí, el plan me entusiasmaba. - ¿Qué tal ha ido el día Beth? - Con cierta desconfianza, balbuceé. - Te he echado de menos. - Me resultaba raro decirle éso a nadie. Me preguntaba si llegaría a acostumbrarme. Habían sido cerca de cien años sin sentir nada, posiblemente me llevaría un tiempo asimilarlo. - ¿Quieres que subamos ya arriba, o quieres hacer algo antes? - Podríamos dar un paseo por los jardines de alrededor, o ir a comprar algo. No como vampiro comida no necesitaba... Era extraño. Al principio la sangre me resultaba esencial, ahora menos, y sin embargo recordaba que cuando había conocido a Beth me había resultado muy atrayente... Me aterrorizaba solo de pensarlo. Ahora era distinto, no pensaba en ella de esa forma. Realmente nunca lo había hecho, con nadie, sin embargo algo era diferente con ella.

A esas horas ya no había mucha gente pululando por allí, algunas parejas a parte de nosotros. El sitio estaba iluminado de tal manera que resultaba impactante, increíble... Te dejaba sin palabras. No podía esperar para pasar con ella la noche.

Hoy es mi día libre, lo que me deja todo el día para relajarme y descansar un poco, pero al parecer James tiene otros planes. Una invitación a cenar recibí de parte del vampiro, la cual acepte alegremente, me encanta que me busque de esa manera, mas cuando es obvio que esta tratando de recuperar el tiempo perdido. Aunque por mi corazón quiere volver a estar con el, mi mente me dice que intente controlarme esta vez, que no vaya tan deprisa, no quiero que se repita lo de la vez anterior donde acabe siendo abandonada por James como la ultima vez. Me ira con calma, pero no puedo evitar rendirme a sus pies con ese romanticismo que el me ofrece.

Me he arreglado un poco, unos pantalones negros, una polera ligera y unos tacos sencillos. Dentro de todo sabia que era una cita. Hace tiempo que no estábamos solos, quitando de la ecuación cuando nos reencontramos, no habíamos tenido la oportunidad de sentarnos a conversar o estar juntos. Estaba mas que nerviosa mientras subo al taxi desde el hotel hacia la torre Eiffel en donde acordamos que seria el punto de encuentro.

Bajo del taxi y me encuentro a James a punto de encender un cigarro, pero el cual guardo cuando me termine de acercar a el. Le sonrió cuando me reprima que lo he hecho esperar.- Pues…. No sabia que ponerme- era verdad… es difícil saber que ponerse cuando no se sabe si es una cita o algo mas, ahora con James estamos como en tierra de nadie. Escucho como me dice buenas noches acercándose levemente a mi lo que hace que mis nervios anden como loca.- También te extrañe James- comento nerviosa, no sabia como estar, nerviosa, relajada o algo por el estilo. James hace que los nervios suban y bajen de un momento a otro. Escucho como me dice si quería subir ahora o después. Me alzo de los hombros sin saber que podríamos hacer.- Pues… supongo que e tu tienes todo planeado, como siempre, por lo que lo que tu quieras- le digo sonriendo al vampiro esperando que el me sorprendiera… como siempre lo hace.

La Torre Eiffel se alzaba sobre nosotros dos. Me fijé durante un momento en Beth. Incluso yendo de una manera tan sencilla estaba increíble. Ella era preciosa, al fin y al cabo. Yo por otro lado, iba con una camisa gris, una americana negra que apenas abrigaba. pantalones negros y zapatillas. Realmente hacía frío, para los humanos la temperatura resultaría bastante fría, unos 15 grados, aunque yo por mi parte no habría sentido frío de ninguna manera. Cosas de vampiros. No diría que lo echaba de menos. Tampoco extrañaba el caer enfermo. Aunque si que echaba de menos el no querer matar a alguien en todo momento. El no necesitar sangre para subsistir. Sin embargo nadie puede cambiar el pasado, y era algo que ya formaba parte de mí mismo.

Sonreí pícaramente mientras escuchaba a Beth, cuando ella admitió haberse entretenido por la ropa que se pondría. - No es propio de ti éso de pensarte mucho la ropa que llevas. - ¿Podía ser que hubiese querido arreglarse lo suficiente para la ocasión? Había chicas que eran realmente presumidas, sin embargo Beth no era el caso. Cuando dijo que ella también me había echado de menos, mostré una amplia sonrisa. De haber podido sonrojarme lo habría hecho, sin embargo los vampiros éramos libres de esa clase de cosas. Me hizo gracia que Beth me descubriera, ¿Planeado? Sonreí cuando lo dijo. Se notaba que Beth me conocía desde hacía ya tiempo. Yo solía guardarme siempre un as en la manga.  - Está bien. Entonces acompáñame señorita. - Dije ofreciéndole el brazo con una sonrisa burlona, como era usual hacer en mi época. A veces no podía evitar comportarme como si hubiese salido del siglo 20. Aunque la mayoría de gente simplemente lo confundía con ser caballeroso. A día de hoy era algo inusual... En cualquier caso, estaba seguro de que lo mejor sería ver las vistas desde arriba. Aquella noche hacía un poco de frío realmente. Yo no lo notaba como quien dice, pero podía verlo en el rocío sobre las vigas de la torre. - Espero que estés bien abrigada... Ahí arriba debería hacer frío. - Dije, mientras llamaba al ascensor. - Aunque creo que no debería preocuparme por éso, ¿verdad? - Dije, dad su condición. No iba a enfermar si pasaba frío, al igual que yo. Nos quedaban unas cuantas plantas por delante de subir. Cuando llegáramos arriba podría disfrutar de las vistas... Y más aún. La noche estaba despejada, la noche ideal para una cita como ésa.

Es una noche fría. De seguro que algo mas abrigado hubiera sido mas apropiado, pero nada de ese estilo me convencía, pero de seguro que un resfriado no me iba a pescar. Los ángeles no pescamos resfriados, si en maneras extremas, pero no de la manera como los humanos. Al menos tenemos las defensas mucho mas altas que los humanos. Lo que es un punto a favor para poder usar la ropa que traigo… además los nervios ayudan a que no tenga frio.

Sonrió al ver a James parado en la torre. Esperándome, mas que bien vestido, algo casual, pero de la misma manera que yo, se notaba que se había arreglado un poco. - Lo se… pero sabes que contigo si me preocupo de esas cosa-le digo un poco sonrojada mirando al suelo, pues de seguro que me veía mal después de horas estando en el espejo mirando que atuendo podría ser el mejor. Tomo el brazo de James cuando me dice que lo acompañara.- Sabias que si tenias algo bajo la manga. Siempre lo tienes- le digo sonriendo de manera tierna, pues es algo que me encanta de el, siempre un caballero típico de su época. Se notaba a leguas. Quizás es una de las cosas que amo de el.

Asiento cuando me dice sobre del frio allá arriba mientras esperamos el ascensor.- No tienes por que preocuparte, estaré bien- le susurro acercándome levemente a el como si fuera un gran secreto aquello del frio. Nos adentramos al ascensor el cual demora nada hasta que llegamos a la cima, dándonos una vista maravillosa.

James… esto… es maravilloso- le digo sonriendo ampliamente sonriendo ante la hermosa vista que se nos presentaba adelante.

¿Preocuparse de como iba conmigo? Aquello era totalmente innecesario. Le aparté un mechón de pelo rebelde que Beth tenía cercano a la cara, mientras le miraba. - Pues no deberías. - Me acerqué ligeramente a ella y susurré casi a su oído. - Para mí estás preciosa de cualquier manera. - Después de decirlo, volví a alejarme de su oído. Beth podría ir de cualquier forma, que yo siempre la vería de la misma manera, un verdadero ángel. Ella me había devuelto las ganas de pasar la eternidad, siempre y cuando fuera con ella. Beth me tomó del brazo después de ésto, y yo sonreí. - Supongo que no puedo evitarlo. O tú ya me conoces demasiado bien. - Realmente los años que habían pasado desde que nos conocimos parecían escasos. El hecho de que no cambiáramos como el resto de la gente tal vez lo hacía así.

Con Beth cogida de mi brazo, fuimos subiendo hasta llegar a la cima. Beth parecía estar disfrutando mucho de las vistas. - Me alegro que te guste. Pero... Éso no es todo. - dije, haciéndome el misterioso. - Cierra los ojos Beth. - Dije, mientras comenzaba a conducirla al interior de la planta que había reservado para esa noche. Desde allí podíamos ver toda la zona, y tendríamos intimidad. Tan solo estaría el camarero dispuesto a servirnos algo de alcohol. Para mí no era necesario, pero para Beth tal vez sí. Caminé hasta un sofá situado en la zona más alejada, cercano a la cristalera desde donde podíamos ver Notre Dame y el Arco del Triunfo. La torre estaba increíblemente iluminada, la noche casi parecía día con tantas luces a nuestro alrededor. - Bien, ya puedes abrirlos. - Sonreí ampliamente, satisfecho conmigo mismo. Seguramente no se lo esperaba, lo cual me dejaba más que saciado. En cierto modo había reservado todo el bar aquella noche para evitar humanos alrededor, no solo por nuestra cita. Me ponía muy nervioso tener muchos aromas a mi alrededor. 100 años y aún no era capaz de soportarlo del todo. - Seguro que no te esperabas que me habría tomado tantas molestias. - Aquella noche me había propuesto a mi mismo hacer las cosas bien. De momento lo estaba consiguiendo. Esperaba que las cosas no se tornasen. No iba a dejar que nada saliese mal, no. - La ocasión lo merecía, ¿no crees? - Dije con media sonrisa.

Observo como la mano de James va de su costado a mi pelo rebelde, lo que hace que mi corazón lata mi por horas, es increíble, pero con algo tan simple el vampiro hacia que mi corazón lata mil por hora y me sienta nerviosa. Mas cuando siento como se acerca y me dice que para el siempre estoy bien, preciosa como me dijo. De seguro que estaba roja como un tomate.- No es justo, yo si me puedo sonrojar y tu no- digo en broma por el comentario antes de tomarle el braso para dirigirnos a lo que fuera que el tuviera planeado.

Iba disfrutando de la maravillosa vista que había, por lo que me sorprende cuando me pide que cierre los ojos. Pero aun asi lo hago sin reclamar mucho, al contrario, lo hago casi de inmediato. Siento como el me comienza a guiar, caminando lentamente, con cuidado.- No me vengas a dejar caer James- le digo antes de escuchar como me dice que ahora si podía abrirlos. Encontrando algo mas que bello. Veo como estaba todo desocupado, únicamente estábamos los dos y un mozo. Una bella vista. Miro a James cuando me dice que de seguro esperaba que no se hubiera molestado por esto.- No se, pero no me sorprende que hagas este tipo de cosas que me encanta- le digo acercándome para darle un abrazo enorme, agradeciéndole todo. La cita mas todo… el simple hecho que volviera ya era algo que debía agradecer. Tenia a casi toda mi familia a mi lado y al vampiro que amo. No puedo pedir mucho mas.

Aun asi James,, es mas que maravilloso, no tenias por que tomarte tantas molestias- le digo terminando el abrazo quedando aun cerca de el.

Quería seguir jugueteando con los cabellos rubios de Beth, pero me obligué a mi mismo a no hacerlo. Un caballero inglés de la época de la que venía no haría tal cosa. Reí cuando escuché a Beth quejarse. - Bueno, alguna ventaja debía tener ser un vampiro. - Dije con cierto tono divertido. Sabía que ella se sentiría en cierta desventaja al no poder notar de la misma manera que puedo hacerlo yo con ella, si está avergonzada. Sin embargo, era algo que adoraba de ella, esas pequeñas muestras de humanidad que en mi caso desparecieron hacía ya muchos años.

Sonreí, ¿Dejar caer a Beth? Nunca, no pensaba separarme lo más mínimo de ello. - Puedes estar segura de que no te dejaré caer. - Tenía una sonrisa pícara, pero sincera en mi rostro. Ella reaccionó tal y como esperaba, había sido una buena idea planear todo aquello. Las vistas eran ciertamente increíbles y teníamos la intimidad que deseaba. No solía gastar demasiado dinero, mas que en comida para mi cachorro Steve y algún que otro capricho, pero no me arrepentía de haberme dejado tal suma de dinero ahí. La noche iba a ser perfecta. El oír de boca de Beth que le encantaba la sorpresa, hizo que sonriera abiertamente. Me envolvió en un cálido abrazo el cual devolví y disfruté. Tras el abrazo, acaricié su mejilla y dije.- No sabes como me alegro escuchar éso. Era mi intención. - Solté una sonrisa ladeada, no solía dudar de mis dotes de adivinación por razones más que obvias, pero tenía cierto temor a que algo saliese mal.

La noche, sin embargo, iba a ser perfecta. Por otro lado, no me sorprendía de Beth que pensara que todo aquello no hacía falta y que me había tomado demasiadas molestias. Ella era así. Esbocé media sonrisa tras escucharla. - No ha sido ninguna molestia. - dije con un tono de voz suave. Estaba encantado de estar pasando esos momentos con Beth. Era nuestra manera de recuperar el tiempo perdido. - Quería que esta noche fuese especial. Algo que se quede grabado en nuestras mentes. - Lo dije serio, pero al poco solté una pequeña carcajada. - Quizás ha sonado demasiado exagerado. Pero hoy, solo busco una velada agradable con la chica a la que quiero. - Mi voz se tornó en apenas un susurro. Aún me resultaba confuso pensar en alguien de esa manera, pero la manera en la que hacía sentir aquella rubia... No tenía palabras que lo describieran.

OFF: 1000 perdones, es que la uni... No se de donde sacar tiempo :c

No puedo evitar sonreír algo nerviosa cuando James me dice que es bueno que sea vampiro en estas circunstancias, que le gusta poder estar de esa manera conmigo, poder leer mi cuerpo de maneras que yo no puedo leer el suyo. Por un lado es frustrante, pero por otro es tierno, pues no hacen faltas las palabras para que el sepa si estoy enojada o no.

Estaba segura, pero me encanta escucharlo de tu parte- le digo sonriendo aun con los ojos cerrados ante la sorpresa. Era increíble las molestias que había tomado James por preparar esto, es maravilloso, es un lugar mas que especial, icónico y estaba solo para nosotros. Sonrió cuando siento su mano fría acariciar mi mejilla después de abrazo espontaneo que le doy. Sonrió levemente al escuchar como me dice que le alegra que la sorpresa me haya gustado.- Pues su meta esta mas que cumplida, esto es perfecto- le digo sonriendo de susurro, es lógico que me escucha, además le da un tono romántico pues estábamos demasiado cerca el uno con el otro.

Alzo la ceja cuando admite que no había sido ninguna molestia para el, que quería que fuera especial. Sonrió cuando me dice que quiere tener una velada agradable con la chica a la que quiere. Me acerco a el sonriendo para dejar un beso en sus labios, uno corto pero cargado de amor.- Pero para eso no era necesario todo esto… pero aun asi gracias James- digo de susurro posando mis manos en su mejilla para darle otro beso tierno en los labios, disfrutando de sus labios frios, transmitiendo mi amor hacia el, que aunque lo negara, seguía ahí.

Observo como Beth sonríe tras mi comentario. Yo estaba demasiado atontado mirándola como para decir nada. Dejo mostrar una amplia sonrisa. Era totalmente feliz. No me hacía falta nada más, solo ella. En otra situación, habría pensado en que si necesitaría algo más: sangre, sin embargo solía podía pensar en cada instante que estaba viviendo con ella.

Sonreí de lado cuando dijo que le gustaba escucharme decir éso. Yo tenía muy claro lo que quería ahora. Quería estar con ella, y no me volvería a ir. No cometería ese error dos veces. Había intentado negar mis propios sentimientos, marchándome incluso, pero no volvería a caer en lo mismo. Esbocé una sonrisa de lado a lado al escuchar que le había encantado mi idea. - ¿Acaso esperabas menos de mí? - Dije, riendo levemente. - Ya sabes que a mí me gusta pensar a lo grande. - Realmente, lo hacía más bien poco, pero cuando se trataba de Beth... Siempre. No había límites con ella.

Tras saborear el beso que Beth me brinda, con una amplia sonrisa le contesto. - No me lo agradezcas Beth. Tengo más motivos yo que tú para agradecerte cosas. Como el que me hayas hecho olvidar... Toda la mierda que implica ser un chupasangres. - Dije, tomándola de la mano después de que ella me diero un suave besa en la mejilla, y besándosela. Al menos, tenía una certeza, podría vivir por siempre con ella. Éso llenaba mi vacía existencia de vampiro. Soltándola la mano al cabo de unos instantes, pensé en ir a por una copa. Una copa, de lo que había hecho creer al encargado que era un rarísimo vino, aunque en realidad era sangre. - Voy a ir a por una copa Beth, ¿Quieres que te traigo algo? - Pregunté, esperando su respuesta.

Hace mucho tiempo no estaba tan feliz, nadie se habia preocupado por mi de esa manera, dejándome tranquila, sorprendiéndome de esa manera por el único hecho de querer hacerlo, sin ningún interés de por medio.

Niego con la cabeza cuando me pregunta si es que esperaba menos de el, lo que era verdad, James es muy a la antigua, dejándome claro que siempre le gusta la elegancia y lo sencillo, mezclando ambos de una manera impresionante. - Aunque pienses en lo grande, siempre conservas ese toque de humildad que me encanta de ti- le digo sonriendo de lado algo avergonzada por mi comentario, se que me siento segura con el vampiro, pero aun asi estoy nerviosa en mostrar mis sentimientos tan libremente.

Siento como James corresponde el beso de manera tierna, durando leves segundos pero logro sentir ese amor que aun me tiene e intento transmitir de la misma manera los mios. - No pienses en lo que eres…. Tratemos de disfrutar ¿si?- le digo al escuchar su comentario de que yo le hago olvidar el hecho de que es un vampiro, pues esta claro que a James no le agrada para nada ser un vampiro y al parecer conmigo se logra olvidar momentáneamente de aquello. Tomo su mano sonriendo antes de sentir como besa mi mejilla y luego me besa la mano de manera caballerosa.

Pues…. Si tienes vino, del normal seria bueno- le digo sonriendo ante su pregunta sobre si me traía algo para beber.

Si hubiese podido sonrojarme, lo habría hecho seguramente, cuando Beth comentói que le encantaba mi humildad. - Es por ti. - Dije, sinceramente. - Tu me haces ser mejor de lo que soy. - Le acaricié la mejilla a la vez que lo comentaba. No lo decía por decir, desde  que me había encontrado con Beth todo había mejorado, incluso yo. No lo veía todo tan negro. Supuse que éso era lo que hacía el amor, me cambiaba la manera de ver las cosas. Suspiré, y dije. - No me puedo creer la suerte que tengo. - Estaba con la chica que quería, y ella había perdonado lo que la había hecho. No sabía realmente si me lo merecía, pero era un sueño vuelto realidad.

El beso de Beth me devuelve de mis pensamientos, y tras separar nuestros labios sentí un cosquilleo en el pecho. Eso era lo que me hacía creer que tenía corazón. - Desde que estoy contigo éso no me afecta tanto. Tú me ayudas a olvidarlo. - Comenté, al escuchar a Beth diciendo que no pensara en lo que era. Podía ser una especie de vampiro salido de una novela de Anne Rice, pero desde que había llegado ella tenía un motivo para ser feliz y seguir adelante con mi vida. Sonreí mientras pensaba en ello, para después mirar a Beth y levantarme para ir a por algo de bebida.

Reí ante su comentario. - Sí, de ése también hay Beth. No iba a olvidarme de ti. - Me dirigí hacia donde se encontraba el camarero, al que pedí una copa de mi reserva personal y otra para Beth de otra. Yo nunca había entendido de vinos, pero esperaba que le gustara la que había escogido. El camarero rapidamente las irvió y con ellas en la mano me dirigí de nuevo hacia donde se encontraba Beth. Sonriendo dije. - Milady, esta es para usted. - Le entregué la copa, y me senté a su lado. Le di un pequeño trago a la sangre, sintiendo como bajaba por mi garganta, y comenté. - Nunca he sido muy de vinos, pero esperó haber acertado. - Se trataba de un vino de reserva de mi año de nacimiento, me había parecido gracioso que fuera de esa fecha. - Seguro que no adivinas la edad de ese vino... - Dije sonriendo traviesamente.