¿Quién está en línea?
En total hay 6 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 6 Invitados :: 1 Motor de búsquedaNinguno
El record de usuarios en línea fue de 66 durante el Dom Abr 22, 2018 8:31 am
Anuncios
No hay anuncios disponibles.
Waking up in a world of fire — {Gabrielle Robins}
Página 1 de 1. • Comparte
Waking up in a world of fire — {Gabrielle Robins}
Tres días antes...
Harper recordaba, de forma muy borrosa, haber sido arrojada a la calle como si fuera desperdicio, un pedazo de carne en estado de putrefacción avanzado que ya nada tenía para ofrecer al mundo. recordaba también estar envuelta no solo en un viejo trapo humedecido por su propia sangre sino también en un dolor físico tan agonizante que apenas si podía decirse que estuviese viva.
Pero lo estaba. Solo que quien fuera que se hubiese deshecho de ella no se había tomado la molestia de averiguarlo. Quizá de solo verla uno ya asumía que ya no estaba en ese mundo, al menos no en alma. Y si es que hubiese otro lugar adonde su alma fuera; Harper nunca fue muy creyente de nada, excepto de sí misma.
Estaba segura de que por algo estaba en esa situación, allí tirada, luchando entre la conciencia y el dolor, entre cruzar o no cruzar la brecha entre la vida y la muerte. Apenas si recordaba su nombre, y el cómo respirar. Pero el resto era demasiado difícil de conjurar, de traer adelante de su mente. Entre el calor y el frío, se encontró rogando que su corazón parara ya de latir, porque estaba segura de que nada bueno resultaría si alguien más la encontraba así. En especial si uno de "ellos" volvía para asegurarse de que aún estuviera allí. También rogó de que despidieran al imbécil que fue enviado a despojarse de ella.
Estaba pensando en eso cuando sintió unos fríos dedos rozar su cuello, encontrar un pulso y... Más dolor.
Presente
Cuando Harper volvió a abrir los ojos, lo primero que hizo, prácticamente de forma automática, fue aovillarse en el rincón del oscuro sitio donde se encontraba. Eso fue lo primero que notó, la oscuridad. Lo segundo tomó el primer lugar en su mente, porque la oscuridad no la inquietó, no la paralizó tanto como la sed que sentía. Se atrevió a tragar, encontrándose con nada más que ponzoña bajando por su ardiente garganta. Era como si la hubiesen atravesado con un hierro al rojo vivo. Era peor que morir al calor de las llamas, comiendo poco a poco su inhumano cuerpo; porque sabía que ya no era humana, había dejado de serlo hacía... Ya ni siquiera sabía cuanto tiempo había pasado desde aquella... ¿noche?
Parpadeó frenéticamente, mirando en derredor, esperando encontrar algo con que extinguir el fuego; necesitaba algo, o se arrancaría la garganta con sus propias manos, porque sabía que podía hacerlo, se sentía fuerte, pero a su vez completamente inútil, porque el fuego no la dejaba pensar.
Entonces sintió a alguien, más bien una risita; una risa siniestra, aunque también podía decirse que había deleite en ese sonido. Sus colmillos chasquearon en la oscuridad. Recién allí se dio cuenta que sus labios sangraban a causa de la fuerza que estaba haciendo para contenerse.
—El.. E-el fuego... —murmuró Harper, arrepintiéndose al instante en que abrió su boca y una bocanada de fresco aire entró, avivando el ardor. Su boca se llenó de ponzoña, y no pudo evitar tragar. Eso lo empeoró todo.
Harper recordaba, de forma muy borrosa, haber sido arrojada a la calle como si fuera desperdicio, un pedazo de carne en estado de putrefacción avanzado que ya nada tenía para ofrecer al mundo. recordaba también estar envuelta no solo en un viejo trapo humedecido por su propia sangre sino también en un dolor físico tan agonizante que apenas si podía decirse que estuviese viva.
Pero lo estaba. Solo que quien fuera que se hubiese deshecho de ella no se había tomado la molestia de averiguarlo. Quizá de solo verla uno ya asumía que ya no estaba en ese mundo, al menos no en alma. Y si es que hubiese otro lugar adonde su alma fuera; Harper nunca fue muy creyente de nada, excepto de sí misma.
Estaba segura de que por algo estaba en esa situación, allí tirada, luchando entre la conciencia y el dolor, entre cruzar o no cruzar la brecha entre la vida y la muerte. Apenas si recordaba su nombre, y el cómo respirar. Pero el resto era demasiado difícil de conjurar, de traer adelante de su mente. Entre el calor y el frío, se encontró rogando que su corazón parara ya de latir, porque estaba segura de que nada bueno resultaría si alguien más la encontraba así. En especial si uno de "ellos" volvía para asegurarse de que aún estuviera allí. También rogó de que despidieran al imbécil que fue enviado a despojarse de ella.
Estaba pensando en eso cuando sintió unos fríos dedos rozar su cuello, encontrar un pulso y... Más dolor.
Presente
Cuando Harper volvió a abrir los ojos, lo primero que hizo, prácticamente de forma automática, fue aovillarse en el rincón del oscuro sitio donde se encontraba. Eso fue lo primero que notó, la oscuridad. Lo segundo tomó el primer lugar en su mente, porque la oscuridad no la inquietó, no la paralizó tanto como la sed que sentía. Se atrevió a tragar, encontrándose con nada más que ponzoña bajando por su ardiente garganta. Era como si la hubiesen atravesado con un hierro al rojo vivo. Era peor que morir al calor de las llamas, comiendo poco a poco su inhumano cuerpo; porque sabía que ya no era humana, había dejado de serlo hacía... Ya ni siquiera sabía cuanto tiempo había pasado desde aquella... ¿noche?
Parpadeó frenéticamente, mirando en derredor, esperando encontrar algo con que extinguir el fuego; necesitaba algo, o se arrancaría la garganta con sus propias manos, porque sabía que podía hacerlo, se sentía fuerte, pero a su vez completamente inútil, porque el fuego no la dejaba pensar.
Entonces sintió a alguien, más bien una risita; una risa siniestra, aunque también podía decirse que había deleite en ese sonido. Sus colmillos chasquearon en la oscuridad. Recién allí se dio cuenta que sus labios sangraban a causa de la fuerza que estaba haciendo para contenerse.
—El.. E-el fuego... —murmuró Harper, arrepintiéndose al instante en que abrió su boca y una bocanada de fresco aire entró, avivando el ardor. Su boca se llenó de ponzoña, y no pudo evitar tragar. Eso lo empeoró todo.
Invitado
Re: Waking up in a world of fire — {Gabrielle Robins}
Tres días antes.
Iba de camino con la intención de regresar al hotel luego del encuentro con los cazadores del cual logré salir casi ilesa, llevaba un rato de haberme alimentado por lo que sentía mis heridas curarse lentamente. Eso era lo malo del vegetarianismo.
Aunque me negaba a beber de un humano, me desagradaban de sobremanera. Algo que sucedía desde mi conversión.
Mientras caminaba por una de las calles cercanas al LeBlanc, pude notar un rastro de sangre que tenía una ligera similitud con la de Connor. Eso logró llamar mi atención y ponerme en alerta. De esa forma encontré a una chica enredada en una especie de manta impregnada de sangre. Al sentir ese aroma mis sentidos se pusieron al límite. La desenredé y, luego de sentir el pulso en su cuello aunque se sentía muy leve me decidí a morderla. Si lograba despertar le pediría explicaciones. Necesitaba saber cuál era su relación con mi demonio, algo que pude notar en el aroma de su sangre.
Presente.
Llevaba unos días esperando que terminará de despertar o muriera en el proceso. Empezaba a aburrirme, lo único que hasta el momento escuchaba eran los gimoteos de la chica. Lo bueno de cierto modo es qué, me surtí de algunas bolsas de sangre por si lograba despertar. Mientras leía una vez más el libro de Alice in Wonderland, sentí un ligero movimiento. Algo bastante rápido que me hizo levantar la vista del libro y sonreír. -Veo que lo lograste-. Dejé lo que tenía en mis manos a un lado, luego de eso desaparecí por unos segundos que seguro la castaña seguiría con facilidad. A los pocos segundos, aparecí frente a ella. -Ten. Esto quizás ayude. O eso es lo que dicen Vlad y James-. Me encogí de hombros y le entregué la bolsa que destape un poco después. -Realmente espero que sea verdad. Ahora come-. Comenté y dejé escapar una risa suave al escucharla quejarse por la sensación que parecía molestarle.
Invitado
Re: Waking up in a world of fire — {Gabrielle Robins}
Harper no oyó nada más, ni vio tampoco, solo tenía olfato, hambre y fuerza suficiente como para moverse con rapidez en dirección a la bolsa ofrecida, arrebatarsela sin mayores ceremonias y rasgarla. Apenas la sangre toco sus labios, se enrollo en su lengua y bajó por su garganta, una explosión de colores ocurrió detrás de sus párpados. Dejo escapar un gemido de satisfacción mayor que el que hubiese tenido tras el mejor sexo de su vida y bebió hasta que la bolsa no fue más que un plástico inútil.
No pidió otra, simplemente la buscó, porque ya sabía donde estaba. Tomo la segunda y volvió a hincar sus colmillos. En el fondo sabía que eso jamás la saciaría, que la sangre tenía que tener un gusto mucho mejor que el de aquel compactado gusto metálico mezclado con los químicos de la bolsa que los humanos no podrían diferenciar. Pero ella sí, y eso le hizo arder más la garganta.
—No es suficiente —rugió en voz baja, relamiendo su boca; un poco asqueada por sus modales y sorprendida con la facilidad con la que se estaba desenvolviendo. ¿No se suponía que debería estar arrancando la puerta de la habitación para salir a cazar al primer contenedor de sangre que se le cruzara en el camino? ¿Qué era lo que la tenía tan atada al lugar?
Volvió a mirar a la mujer frente a ella. Tenía una mirada maniática, una sonrisa que prometía una divertida muerte y unos ojos que podrían desnudarte sin siquiera levantar un dedo.
—Tú —dió un paso al frente, al fin reconociendola—. Tú me hiciste esto —y allí no hubo ápice de sorpresa en su voz, sino más bien odio. Y fue ese odio la que la impulsó a lanzarse sobre ella.
No pidió otra, simplemente la buscó, porque ya sabía donde estaba. Tomo la segunda y volvió a hincar sus colmillos. En el fondo sabía que eso jamás la saciaría, que la sangre tenía que tener un gusto mucho mejor que el de aquel compactado gusto metálico mezclado con los químicos de la bolsa que los humanos no podrían diferenciar. Pero ella sí, y eso le hizo arder más la garganta.
—No es suficiente —rugió en voz baja, relamiendo su boca; un poco asqueada por sus modales y sorprendida con la facilidad con la que se estaba desenvolviendo. ¿No se suponía que debería estar arrancando la puerta de la habitación para salir a cazar al primer contenedor de sangre que se le cruzara en el camino? ¿Qué era lo que la tenía tan atada al lugar?
Volvió a mirar a la mujer frente a ella. Tenía una mirada maniática, una sonrisa que prometía una divertida muerte y unos ojos que podrían desnudarte sin siquiera levantar un dedo.
—Tú —dió un paso al frente, al fin reconociendola—. Tú me hiciste esto —y allí no hubo ápice de sorpresa en su voz, sino más bien odio. Y fue ese odio la que la impulsó a lanzarse sobre ella.
Invitado
Temas similares
» Do you want a cigarette? <Gabrielle Robins>
» Trick or Treat 卍 Gabrielle Robins (+18)
» Whiskey in the Jar [Flashback | Gabrielle Robins]
» Caras conocidas en un lugar desconocido :: Gabrielle Robins
» Eternal Fire - Afiliación normal.
» Trick or Treat 卍 Gabrielle Robins (+18)
» Whiskey in the Jar [Flashback | Gabrielle Robins]
» Caras conocidas en un lugar desconocido :: Gabrielle Robins
» Eternal Fire - Afiliación normal.
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.