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Whiskey in the Jar [Flashback | Gabrielle Robins]
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Whiskey in the Jar [Flashback | Gabrielle Robins]
Hacía unos cuantos días había llegado al continente que me vio nacer, ¿Qué me había llevado a acabar allí? No estaba realmente seguro. No hacía ni un año que me había convertido, y todavía me costaba permanecer junto a los humanos. Mis remordimientos me reconcomían todos y cada uno de los días. Sabía que estaba mal, mi simple existencia. Tal vez por éso había vuelto, en Inglaterra había gran parte de los recuerdos que me quedaban de mi vida humano, así como mis amigos y familia. No podía permanecer allí. Tenía que encontrar una razón que me empujase a seguir adelante, ya que no veía nada de claridad en toda esa situación.
Últimamente estaba alojándome en un pequeño hotel en el centro de Nueva York, mi ciudad natal. Había visitado la casa donde había vivido mis primeros años con mis padres. Realmente quería estar solo, sin embargo por otro lado el olor de la sangre de los humanos me tentaba incluso desde el otro lado de la calle. No podía negar que había tenido unos cuantos accidentes, de los cuales no había estado nada orgulloso. El primero fue esa joven prostituta, razón por la que huí, después... Bueno, me había alimentado de hombres, más concretamente tres. No podía decir que no se lo merecieran, sin embargo, yo no era nadie para quitarles la vida. Y lo había hecho igualmente.
Aquel día no salí hasta el atardecer. No tenía ganas, por el día la mayoría de humanos salían por lo cual me complicaba mucho el estarme tranquilo. Con tanta sangre alrededor me costaba hasta pensar, me costaba ser yo mismo. No quería tentar al destino, no estaba preparado para enfrentarme a las abarrotadas calles de Nueva York. Si perdiese el control, tan solo un momento... Expondría a toda la raza, y haría daño a personas inocentes, por lo que no estaba dispuesto a pasar por éso.Nada más caer la noche, me vestí y salí a la calle. Estaban desérticas para mi suerte. No tenía rumbo fijo, no sabía muy bien a donde iba. Al igual que mi mente en ese momento, mi existencia también estaba vacía. En cierto momento, llegué a una calle donde había algo de gente, entre ellos una pareja estaba besándose sin mucho recato. Pensé que éso era algo que no había llegado a experimentar, el amor. No podía hacerme a la idea de lo que era. Pero por encima de éso, la sangre me estaba llamando.
Prácticamente aterrado, hice lo primero que se me ocurrió. Había un pub justo al lado, examiné dentro y parecía haber muy pocas personas. Tal vez tomar algo de alcohol, y de paso algo de sangre en los baños de ese bar me vendría bien. Entré y me senté junto la barra. En la barra había una mujer. El camarero me miró, no hizo falta que hablara para que entendiese que si no iba a consumir algo ya podía ir largándome, a lo que dije mirándole. - Una copa de whiskey. - El hombre me la puso en cero coma, y yo comencé a beber tratando de relajarme. Estaba seguro de que debía de parecer alterado, por suerte, allí... No había demasiado sangre que me llamara.
Últimamente estaba alojándome en un pequeño hotel en el centro de Nueva York, mi ciudad natal. Había visitado la casa donde había vivido mis primeros años con mis padres. Realmente quería estar solo, sin embargo por otro lado el olor de la sangre de los humanos me tentaba incluso desde el otro lado de la calle. No podía negar que había tenido unos cuantos accidentes, de los cuales no había estado nada orgulloso. El primero fue esa joven prostituta, razón por la que huí, después... Bueno, me había alimentado de hombres, más concretamente tres. No podía decir que no se lo merecieran, sin embargo, yo no era nadie para quitarles la vida. Y lo había hecho igualmente.
Aquel día no salí hasta el atardecer. No tenía ganas, por el día la mayoría de humanos salían por lo cual me complicaba mucho el estarme tranquilo. Con tanta sangre alrededor me costaba hasta pensar, me costaba ser yo mismo. No quería tentar al destino, no estaba preparado para enfrentarme a las abarrotadas calles de Nueva York. Si perdiese el control, tan solo un momento... Expondría a toda la raza, y haría daño a personas inocentes, por lo que no estaba dispuesto a pasar por éso.Nada más caer la noche, me vestí y salí a la calle. Estaban desérticas para mi suerte. No tenía rumbo fijo, no sabía muy bien a donde iba. Al igual que mi mente en ese momento, mi existencia también estaba vacía. En cierto momento, llegué a una calle donde había algo de gente, entre ellos una pareja estaba besándose sin mucho recato. Pensé que éso era algo que no había llegado a experimentar, el amor. No podía hacerme a la idea de lo que era. Pero por encima de éso, la sangre me estaba llamando.
Prácticamente aterrado, hice lo primero que se me ocurrió. Había un pub justo al lado, examiné dentro y parecía haber muy pocas personas. Tal vez tomar algo de alcohol, y de paso algo de sangre en los baños de ese bar me vendría bien. Entré y me senté junto la barra. En la barra había una mujer. El camarero me miró, no hizo falta que hablara para que entendiese que si no iba a consumir algo ya podía ir largándome, a lo que dije mirándole. - Una copa de whiskey. - El hombre me la puso en cero coma, y yo comencé a beber tratando de relajarme. Estaba seguro de que debía de parecer alterado, por suerte, allí... No había demasiado sangre que me llamara.
James A. Fletcher
Re: Whiskey in the Jar [Flashback | Gabrielle Robins]
América resultó ser mi destino en esa ocasión; me encontraba exactamente en la ciudad de Nueva York. ¿Qué me había llevado a ese país?. Aún estaba buscando una buena razón para mi elección. Quizás el deseo de alejarme un poco de Will y Chris y del control que tenían sobre mis acciones al ser la vampiro más joven de los tres, y la inestable del trío. Necesitaba mi propio espacio cada cierto tiempo. Era algo que ambos vampiros sabían.
Luego de alimentarme de un pequeño cachorro que resultó ser la mascota de la hija del dueño de la casona que había alquilado por una temporada, terminé saliendo de la misma. No podía seguir encerrada en ese sitio. Me negaba a seguir siendo la muñeca de las sirvientas que estaban a mi disposición durante mis vacaciones. No me agradaba que me estuvieran cambiando una y otra vez de vestido, mucho menos que fueran humanas. Estaba segura que en cualquier momento las mataría. Era raro que no lo hubiera hecho ya, sobre todo porqué llevaba rato de haber perdido la paciencia con las chicas.
Se había hecho de noche y caminaba por las calles de la ciudad. No podía negarlo, era un sitio interesante de ver. Estuve un rato mirando una que otra cosa que llamaba mi atención. Aunque me aburrí muy rápidamente y terminé entrando en un bar que parecía tener muy mala categoría. Pude notarlo al ver a la clientela que se encontraba en el lugar. Lo que atrapó mi atención es que no todos eran humanos. Por esa razón terminé por animarme, caminé en dirección a la barra. Terminé sentada en uno de los taburetes y, pedí algo de beber. -Un martini-. No mucho después tenía la copa entre mis dedos. Mientras daba pequeños sorbitos, sentí la presencia de un vampiro entrar en el pub y, no mucho después se sentó a mi lado. Al principio no le presté mucha atención, ya qué no había despertado mi curiosidad en el momento.
Luego de alimentarme de un pequeño cachorro que resultó ser la mascota de la hija del dueño de la casona que había alquilado por una temporada, terminé saliendo de la misma. No podía seguir encerrada en ese sitio. Me negaba a seguir siendo la muñeca de las sirvientas que estaban a mi disposición durante mis vacaciones. No me agradaba que me estuvieran cambiando una y otra vez de vestido, mucho menos que fueran humanas. Estaba segura que en cualquier momento las mataría. Era raro que no lo hubiera hecho ya, sobre todo porqué llevaba rato de haber perdido la paciencia con las chicas.
Se había hecho de noche y caminaba por las calles de la ciudad. No podía negarlo, era un sitio interesante de ver. Estuve un rato mirando una que otra cosa que llamaba mi atención. Aunque me aburrí muy rápidamente y terminé entrando en un bar que parecía tener muy mala categoría. Pude notarlo al ver a la clientela que se encontraba en el lugar. Lo que atrapó mi atención es que no todos eran humanos. Por esa razón terminé por animarme, caminé en dirección a la barra. Terminé sentada en uno de los taburetes y, pedí algo de beber. -Un martini-. No mucho después tenía la copa entre mis dedos. Mientras daba pequeños sorbitos, sentí la presencia de un vampiro entrar en el pub y, no mucho después se sentó a mi lado. Al principio no le presté mucha atención, ya qué no había despertado mi curiosidad en el momento.
Invitado
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