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Ice Maker: Piso helado (Harper Jordan)
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Ice Maker: Piso helado (Harper Jordan)
17 de enero | Laberinto
Ya describí mi control sobre el hielo. Puedo moldearlo a mi gusto y crear no solo armas, si no que una infinidad de cosas. La he bautizado como la habilidad del Ice Maker “Creador de hielo” No suelo alejarme mucho del hotel esperando que en algún momento Paradax me consiga para acabarlos. Me hayo en esta oportunidad sentado en medio de la fuente que se encuentra justo en el centro del laberinto del hotel. Me estoy concentrando. Tengo dos días entrenando arduamente. Apenas me hidrato y como algo. No es que me haga falta aquello. Pero jugando al humano, he optado por hacer todo lo de ellos.
Dejo escapar el hielo de mis manos y estas en seguida se congelan creando garras por sobre mis dedos. El hielo cubre toda mi mano y este llega hasta por debajo del codo. Mi cuerpo reacción ante este hecho de manera natural como si fuera parte de mí. Bajo mis manos y con las garras toco el agua verdosa de aquella vieja y abandonada fuente. El agua en su totalidad se congela al instante. Pero ahora puedo controlar que el hielo no escape de donde deseo. Quedando este solo dentro de la fuente. No contento con esto, aun con los ojos cerrados y concentrado, unos picos a mí alrededor nacen del mismo líquido que acababa de congelar. Estos picos se elevan de diferentes tamaños, creando una especie de flor con miles de afilados picos a mí alrededor.
Saco mis manos de esta y dejo clavada las garras. Ahora tenía de regreso mis manos conmigo. Volví a colocarme en estado Zen como desde un principio. Sentir la baja temperatura que creaba mi energía y poder me era placentero.
Declan Baskerville
Re: Ice Maker: Piso helado (Harper Jordan)
Necesitaba huir un rato. Como si aquello realmente me hiciera olvidar de los últimos sucesos que tuvieron lugar en mi nueva vida. Estaba pidiendo demasiado, eso era obvio. Con mi garganta aun al rojo vivo y mis nervios hechos trizas, logré escapar de mi auto confinamiento en la habitación de Gabrielle y salí afuera. Había resultado ser toda una travesía para mi ignorar todo lo que mis oídos y mi nariz captaban durante aquel corto trayecto que en realidad se me hizo tan largo como y a excursión a la Gran Muralla China. Todo me distraia demasiado, al punto tal de que por una fracción de segundo olvidaba mi verdadero propósito: salir del Hotel.
Hasta que al fin pude poner un pie afuera, me vi con otro dilema, y es que no tenía idea de donde ir. No quería poner nadie en peligro por mi condición; yo misma temía de lo que podría ser capaz si a me agotaba el sorprendente autocontrol del que estaba siendo capaz ese día. No tarde mucho en decidirme, dejando que mis pies me llevaran s forma automática al laberinto. Allí seguramente encontraría esa paz que necesitaba.
Cuando entré en el gran enredo verdoso y lleno de espinas entre otras cosas, sola fui yendo en la dirección que mi olfato había señalado; había alguien más en el laberinto.
Podría haberme ido para buscar un lugar de veras solitario, solo que mi curiosidad pudo más.
Capte el olor a hielo, frío, tajante; también capte otro olor: sangre. Pero no era humana, de eso estaba segura. Pude oler mi propia sangre cuando era humana, era el recuerdo más fresco que tenía.
Cuando me di cuenta ya estaba en el mismo corazón del laberinto. Mis ojos se clavaron en los picos de hielo que habían surgido -innegablemente- de sus manos.
—Es precioso —dije en un volúmen de voz que él seguramente escucharía.
Hasta que al fin pude poner un pie afuera, me vi con otro dilema, y es que no tenía idea de donde ir. No quería poner nadie en peligro por mi condición; yo misma temía de lo que podría ser capaz si a me agotaba el sorprendente autocontrol del que estaba siendo capaz ese día. No tarde mucho en decidirme, dejando que mis pies me llevaran s forma automática al laberinto. Allí seguramente encontraría esa paz que necesitaba.
Cuando entré en el gran enredo verdoso y lleno de espinas entre otras cosas, sola fui yendo en la dirección que mi olfato había señalado; había alguien más en el laberinto.
Podría haberme ido para buscar un lugar de veras solitario, solo que mi curiosidad pudo más.
Capte el olor a hielo, frío, tajante; también capte otro olor: sangre. Pero no era humana, de eso estaba segura. Pude oler mi propia sangre cuando era humana, era el recuerdo más fresco que tenía.
Cuando me di cuenta ya estaba en el mismo corazón del laberinto. Mis ojos se clavaron en los picos de hielo que habían surgido -innegablemente- de sus manos.
—Es precioso —dije en un volúmen de voz que él seguramente escucharía.
Invitado
Re: Ice Maker: Piso helado (Harper Jordan)
Estaba concentrado. Sentía el poder correr por mis venas. Mi nuevo don iba creciendo conforme iba entrenando mis habilidades. Estaba extasiado porque era maravilloso poder crear hielo en el ambiente. Bajar la temperatura, moldearlo y posiblemente usarlo para ataques. Sin duda una habilidad muy beneficiosa. Pensaba en todos los múltiples usos que podría darle. Aquello me tenía realmente emocionado. Pero mi emoción en silencio no duro mucho tiempo. Podía sentir el alrededor y como tal, una energía se acercaba a mí.
Una pequeña bruma se elevaba por sobre el corazón del laberinto. Bruma gélida. Su palabra a parte de su sorpresa me inmuto. –No es precioso.- Le comente abriendo mis grises y virando el rostro hacia ella. Levante mi mano hacia esta fémina y el piso se fue congelando en dirección a ella. Pero se detuvo antes de llegar a su cuerpo. Eleve la palma y del helado piso congelado en su frente se fue elevando un trozo de hielo que se fue formando como una estaca. Justo al llegar a la altura de sus pechos, esta se abrió y formo una flor de hielo. –Eso si es precioso.-
Hasta ahora no podía formar nada animado. Todo era inanimado. Me Salí de mi estado zen, puesto no estaba del todo solo. –Puedes tomarla si gustas.- Le comente para luego bajarme del centro de la fuente, pasar por entre los picos y sentarme en el borde de la fuente. Ya había evaluado la energía de la fémina. Parece que vampiros y ángeles caídos es lo que más sobra por aquí. Pero igual su energía de vampiro era más brillante. Estaba cambiando de una energía humana a la vampira aun. Así que supuse estaba recién transformada. –Seguro debes tener mucha sed o hambre.- La observo de lado con mis fríos. –Se nota que eres nueva siendo vampiro. ¿Quién se atrevió a hacerte la maldad?- Cuestione con un dejo de seriedad en mi voz.
Una pequeña bruma se elevaba por sobre el corazón del laberinto. Bruma gélida. Su palabra a parte de su sorpresa me inmuto. –No es precioso.- Le comente abriendo mis grises y virando el rostro hacia ella. Levante mi mano hacia esta fémina y el piso se fue congelando en dirección a ella. Pero se detuvo antes de llegar a su cuerpo. Eleve la palma y del helado piso congelado en su frente se fue elevando un trozo de hielo que se fue formando como una estaca. Justo al llegar a la altura de sus pechos, esta se abrió y formo una flor de hielo. –Eso si es precioso.-
Hasta ahora no podía formar nada animado. Todo era inanimado. Me Salí de mi estado zen, puesto no estaba del todo solo. –Puedes tomarla si gustas.- Le comente para luego bajarme del centro de la fuente, pasar por entre los picos y sentarme en el borde de la fuente. Ya había evaluado la energía de la fémina. Parece que vampiros y ángeles caídos es lo que más sobra por aquí. Pero igual su energía de vampiro era más brillante. Estaba cambiando de una energía humana a la vampira aun. Así que supuse estaba recién transformada. –Seguro debes tener mucha sed o hambre.- La observo de lado con mis fríos. –Se nota que eres nueva siendo vampiro. ¿Quién se atrevió a hacerte la maldad?- Cuestione con un dejo de seriedad en mi voz.
Declan Baskerville
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