{FB} Nueva niñera, nueva amiga | Astrid F.

Hoy voy a pasar todo mi día en mi casa, algo triste para mi ya que es un sábado y acostumbro a salir siempre con mis padres. Sinceramente voy a estar aburrida seguramente van a llamar a la misma niñera de siempre que tiene como unos 35 años, es aburrida y siempre me regaña. Ellos dos van a un evento, algo que suelen hacer siempre pero me pregunto ¿porque no me llevan? ellos siempre me llevan a cualquier lugar pero cuando es importante llaman a la niñera de 35 años, pero bueno yo no puedo decir nada porque soy pequeña y eso seria faltarles el respeto según ellos me han dicho.  Así que mejor hago lo que voy a hacer cuando tengo una niñera ''quedarme en mi cuarto, llorar y dormir'' otro día de aburrimiento en mi vida.

Mis padres son ese tipo de personas que deben estar seguros de que las personas que entran en su casa deben ser de su confianza 100% y que son personas responsables que pueden encargarse de mantener la casa ordenada y limpia. Algo que cuesta mucho cuando yo estoy presente ya que tengo la manía de saltar donde quiera que me encuentre. Ademas de que tenemos que comenzar a arreglar nuestras maletas porque dentro de un mes vamos a París por cuestiones de trabajo de mama. Y yo espero encontrarme allí con mi madrina Mía, según mis padres me dijeron ella vive allí con su hermana y padre.

Ahora me encuentro en mi habitación jugando con mis muñecas mientras mis padres se arreglan para su misterioso evento veo que mama lleva puesto un vestido muy elegante al igual que mi padre ¿a donde Irán? es lo único que pasa por mi cabeza  ahora mismo pero eso no era lo único curioso o bueno lo era hasta que escuche cuando mi mama le decía a mi papa que la niñera no podía venir porque se le presento una emergencia, mas feliz no puedo estar. Ya que eso significa que  voy a ir con ellos. La sonrisa que tengo en mi rostro era una de las muchas que puedo tener hoy. Me levante del piso y salí del cuarto acercándome hacia donde mama estaba  y puse un pequeño rostro tierno para decirle lo primero que se me vino a la mente para poder estar segura de que yo iría - Mami ¿yo voy a ir con ustedes? - pregunte con un tono de voz tierno al igual que mi cara. - No tesoro, tu te vas a quedar aquí con la niñera - contesto ella agachándose  a mi tamaño para darme un abrazo. Mi sonrisa se borro al igual que mi rostro tierno y solo quería llorar pero soy buena actriz y debo ocultar mis emociones.

¿Pero como? no era que no tenían niñera porque se le presento una emergencia, mi padre seguramente me va a apoyar en el tema de que yo vaya con ellos, es seguro. - Papa.. - dije tratando se sacar las lágrimas. No quiero tratar de manipularlos no quiero ser una persona manipuladora pero enserio, enserio deseo salir y ellos no me dejan... Mi padre en ves de apoyar a si hija se fue del lado de mi madre, pero bueno. Parece que me va a tocar quedarme en casa como el domingo pasado. - ¿No era que la niñera no iba a venir? - pregunte mirando fijamente a mi mama sin parpadear, algo que me cuesta mucho pero me hace ver molesta pero tierna. - Mi amor, si. Pero llamamos a otra niñera y vendrá - dijo mirando a mi padre.  ¿Una nueva niñera? ¿enserio? me muero por ver quien es, soy algo cambiante de opinión y de humor así que ahora me da curiosidad por saber quien sera la que me va a cuidar.

Me dirigí a mi cuarto nuevamente y ordene mis juguetes para jugar con la nueva niñera, saque el castillo de princesas y lo coloque al lado de mi cama. Me peine y me senté en el sofá a ver la televisión mientras la niñera llegaba. Mis padres ya estaban listos y solo quedaba esperar a que llegara. Unos minutos después los tres escuchamos la puerta sonar, mi madre se acerco a ver quien es y era la niñera. Me levante del sillón y fui corriendo  directo a la puerta, me alegra mucho saber que no es la misma de siempre. - Bienvenida a nuestra casa, querida. Ella es Katherine la pequeña a la que vas a cuidar - dijo mi madre señalando mi rostro. Yo simplemente le sonreí y no dije ninguna palabra.

A veces sentía que, de cierto modo, tenía más cosas en común con los niños que con gran parte de los adultos. Me gustaba estar en su compañía, hablar con ellos, participar en sus juegos. Las risas infantiles eran una de las pocas cosas que podían hacerme olvidar el vacío y la confusión que nublaban mi existencia, al menos por un rato. Era por eso que había decidido aceptar un trabajo como niñera, y aquél sería mi primer día en casa de la familia Newman.

Me puse en camino con tiempo de sobra, pues lo que menos deseaba era llegar tarde y dar una mala impresión a los padres de la pequeña Katherine. Llevaba un vestido fresco y ligero, con un bonito estampado floral. Traté de hacer caso omiso a las parejas con las que me cruzaba, pues no quería recordar que alguna vez alguien había caminado junto a mí de esa misma manera. No, no podía darme el lujo de pensar en eso, no ahora. Hoy debía ser la Astrid alegre y optimista, no la que sentía que no podía pasar un día más sin encontrar a esa persona de la que ni siquiera recordaba el nombre. Nadie querría estar con esa Astrid, mucho menos una niña pequeña.

Caminando por las calles de la ciudad, disfrutaba de los dorados rayos de sol que se abrían paso a través de los edificios, jugueteando con mi cabello y calentando mi piel. Era una sensación agradable, y a pesar de estar en movimiento me permití cerrar los ojos durante unos segundos, para disfrutarla mejor. Por alguna razón me sentía más a gusto en climas fríos, pero debía reconocer que era un hermoso día. Había comenzado a perderme en mis pensamientos cuando me di cuenta de que me hallaba en mi lugar de destino, y anuncié mi llegada sin perder tiempo.

Fui recibida por la propia dueña de casa, una mujer elegante y de aire distinguido que me dio una agradable bienvenida. Mientras le daba las gracias pude ver a una pequeña que se acercaba corriendo hacia nosotras, para luego quedarse sonriendo frente a mí. Sólo necesité echarle una mirada para comprender que se trataba de una niñita especial, aunque ¿no lo eran todos los niños a su manera? - Hola, Katherine - saludé a la niña con una sonrisa de oreja a oreja, poniéndome en cuclillas para estar a su altura - Mi nombre es Astrid; Estoy segura de que haremos un gran equipo - añadí, sin dejar de sonreír.

Lo que mas amo de tener una nueva niñera es que puedo ser mas unida con ella que con la anterior a pesar de solo haber tenido una durante mis cinco años de edad, y ademas también puedo jugar con ella. Espero que hoy sea un día especial, ya que voy a estar sola en casa con la niñera y me encantaría jugar y ver televisión como lo solía hacer cuando mi madrina me cuidaba.

Sonrió al escuchar como me saluda la nueva niñera como yo lo hice, también y me siento un poco mas segura de que es de confianza al escucharle decir su nombre el cual era Astrid, era un lindo nombre y quería hacérselo saber para poder caerle bien o algo así - Lindo nombre, Astrid - dije algo confundida de que no le gustara mi opinión con respecto a su nombre.

- Digo lo mismo que mama, bienvenida a nuestra casa - dije en un tono tierno colocando mis manos de lado para darle la bienvenida. Estoy muy ansiosa, la verdad nunca pude recibir a una niñera así, nunca. Estaba muy pequeña cuando llego la antigua niñera y cuando mi madrina me cuidaba llegaba por sorpresa, algo que odiaba de parte de mis padres por no avisarme - Bueno, adiós mama y papa yo voy a jugar - dije tomando de la mano a la niñera y llevándola hacia mi cuarto.

Awwwww. Katherine acababa de robarme el corazón, y sólo había necesitado tres palabras. La niña derrochaba encanto, de eso no había duda. Por otra parte, sus padres también parecían buena gente. Se respiraba un ambiente agradable en el hogar de los Newman, un ambiente en el cual sería un placer trabajar. Sabía que no iba a estar con la familia por mucho tiempo, pues pronto se irían de la ciudad, pero hasta ese momento iba a darles lo mejor de mí.

- No tanto como el tuyo - respondí con ternura al comentario sobre mi nombre. Mi sonrisa se estaba tornando más amplia, y aún mejor, más sincera - Dime, ¿cómo te gusta que te llamen? - "Katherine" se me hacía muy formal, seguramente su familia y amigos tenían un bonito apodo para ella. Kathy, tal vez. Y ahora la pequeña me daba la bienvenida más adorable del mundo.

- ¡Gracias, eres muy tierna! Me alegra mucho estar aquí - dije con total sinceridad, pues había comenzado a sentir el efecto de tan agradable compañía. Mi día mejoraba rápidamente, y ya quería compartir la tarde con la personita que tenía enfrente. Por fortuna no tuve que esperar demasiado, pues Katherine decidió que quería empezar a jugar en ese mismo momento.
- Estaremos bien, señora Newman. Espero tengan una agradable velada- alcancé a decir mientras la pequeña me llevaba a su cuarto, donde varios juguetes esperaban por nosotras.

Es una niña agradable, me cae muy bien. Sin pensarlo dos veces dejaría que me cuidara ya que es el primer día y me causo una muy buena impresión. - Mi nombre tiene muchos apodos, todos son muy lindo así que el que te guste mas - digo sonriendo y a su pregunta de los apodos. - ¿Como te llamare a ti? niñera - pregunto emocionada y saltando de lugar en lugar lista para jugar con el castillo.

Entramos al cuarto y tomo asiento en mi cama contemplando los juguetes que tenemos al frente que yo misma había ordenado por lo que tal vez estén ''desordenados'' un poco. - ¿Te gustan los castillos? - pregunto un poco entusiasmada para seguir preguntando sobre los juguetes. - ¿Juegas con muñecas? - le pregunto comenzando a brincar en la cama. Algo que amo hacer cuando mis papas no se encuentran presentes en el lugar. - ¿Cuales películas ves? - sigo preguntándole mientras salto en la cama algo insegura y tratando de no confundirla.

Espero llevarme mejor de como me llevo con la niñera, faltan pocas semanas para irnos de Estados Unidos y se que me va a costar mucho volver a acostumbrarme. Ya que aquí tengo una vida y allá voy a comenzar una nueva.

Las cosas iban bien hasta el momento; Al parecer Katherine y yo íbamos a entendernos de maravillas - Pues... mi nombre no tiene muchos apodos - dije, pensativa. De hecho, no podía recordar ninguno. Después de todo, era un nombre corto y sencillo, que no necesitaba ser abreviado. Eso sin mencionar que hacía bastante que no permitía a nadie acercarse lo suficiente como para dirigirse a mí con un apodo. En fin - ¿Qué te parece si inventas uno para mí? - propuse, pues eso lo haría más original, especialmente viniendo de una niña.

Ya en el cuarto, permanecí de pie observando los juguetes mientras Katherine tomaba asiento. Era una habitación adorable, digna de una pequeña princesa - Me encantan los castillos, y éste es muy bonito - comenté divertida, viendo cómo Kathy comenzaba a brincar sobre la cama. Su energía era tan contagiosa que no me fue fácil resistir la tentación de olvidar mi papel de niñera responsable y unirme a los saltos.

¿Que si jugaba con muñecas? - Sí, y me gusta hacer ropa para ellas - era algo simple con lo que podía alegrar el día de los niños que conocía. Tal vez pudiera traer alguna prenda para las muñecas de Katherine en mi próxima visita - Me gustan las películas de dibujos y las que me hacen reír - dije una vez terminado el interrogatorio. Omití que también disfrutaba de ésas donde había sangre, explosiones y cosas por el estilo, pues no era algo apto para niños ni apropiado para un ángel. O eso se suponía - ¿A qué jugaremos primero?.

¿Que le escoja un apodo? pues sin pensarlo dos veces, a pesar de que sea un nombre corto me gusta ponerle sobrenombres a las personas como a Richelle mi mejor amiga desde que nos conocimos en la escuela, mis padres y yo le decíamos Rich o Elle. - Pues tengo muchos planeados aunque sea corto tu nombre - le digo sonriendo para comenzar a decirles los que tengo pensados. - As estaría bien aunque Trid también esta muy bien ¿cual te gusta mas? - pregunto para saber cual de los dos le gusta mas, es un nombre corto así que no se pueden sacar tantos apodos de el.

Mientras sigo sentada en la cama escucho como contesta mis pequeñas preguntas que al parecer aparentan ser mas un interrogatorio que preguntas normales, pero así soy yo la niña que interroga a todos algo que amo hacer porque no tan solo conozco un poco mas a los que me rodean también me divierte mucho ya que amo hablar.  Es totalmente imposible que yo pueda quedarme callada.

Sonrío al escucharle decir que hace ropa para muñecas, algo que yo siempre he querido aprender pero mama me dice que estoy pequeña para eso y que puedo cortarme Yo quiero aprender a hacer ropa para muñecas pero mama me dice que estoy muy pequeña - le digo borrando la sonrisa pero aun así estoy mas feliz que nunca disfrutando de mis saltos en la cama.

- Que coincidencia, yo también amo ese tipo de películas sobre todo las de risa - digo alegremente y algo sorprendida al saber que tenemos algo en común como las películas aunque yo creo que me gustan mucho mas son las de risa son las que acostumbro a ver mas seguido tanto en el cine como en casa ademas de ser muy graciosas, son entretenidas para los niños de mi edad.

¿A que jugamos primero? pregunto la niñera, pues tengo tandas ideas aunque yo creo que ella también debe decidir ya que el juego o la actividad debe de gustarnos a ambas - Tengo bastantes ideas aunque tiene que ser algo que nos agrade a las dos - le digo colocando una cara tierna y a la ves de pensativa.

Habiendo oído mis posibles apodos, no me costó demasiado elegir un favorito - ¡Trid es perfecto! - exclamé alegremente. Incluso podía derivar en Tridy si quería darme un extra de cariño - Gracias Kathy, me gusta mucho - dije con dulzura. Había sido buena idea dejar que ella se encargara de bautizarme.

Vi cómo la sonrisa de Katherine se desvanecía al hablar sobre algo que no podía hacer debido a su edad. Sí, estaba algo pequeña para hacer ese tipo de trabajo, y aunque no fuera así tenía que respetar las normas que le imponía su madre. Por otra parte, ser pequeño también tenía sus ventajas, o al menos eso creía. Después de todo no conservaba ningún recuerdo de mi niñez como humana, así que no podía decirlo con certeza - No te preocupes por eso, tienes tiempo para aprender. Mientras tanto, yo los haré por ti - le aseguré con una gran sonrisa, mientras me proponía confeccionar un regalito para ella esa misma noche.

No me sorprendió demasiado que disfrutásemos del mismo tipo de película, ¿a quién no le gustaba reír? Tal vez no nos hicieran gracia las mismas cosas, pero a mi parecer no había mucha diferencia - Son geniales, ¿verdad? Tal vez algún día podamos ver alguna en el cine - si sus padres me permitían sacarla de casa, claro está. Esperaba que así fuera, pues estaba segura de que podíamos pasar un momento muy agradable.

La respuesta a mi pregunta me demostró que la pequeña Newman era una niña considerada que se preocupaba por hacer felices a los demás. Era un encanto, sí que lo era - Oh,eso es muy lindo de tu parte - respondí con gratitud - Veamos... creo que puedes empezar por presentarme a tus muñecas, si quieres - dije, pues estaba deseando ver la imaginación de Kathy en acción. Lo que más me interesaba en ese momento era conocer los nombres y las historias de esas muñecas con las que pronto íbamos a jugar.