< Un Shakespeare remasterizado | Dalia Maz >

Han pasado  varios días luego del encuentro que la rusa y la morena tuvieron en el evento que se hizo en el centro de París, donde al final acabaron separadas. Vika intenta darle espacio a la loba, sin embargo se le hace casi imposible aguantar las ganas de volverla a buscar. Algo le ha hecho esa morena que no puede sacarla de su cabeza y la necesidad de verla, escucharla, sentir su calor, se hace cada vez menos soportable, algo realmente nuevo para la rusa que siempre se ha jactado de su independencia.

Al final no pudo aguantar más y con solo un par de mensajes al móvil de la loba, ahora se dirige  la habitación de ese pequeño edificio de los empleados del hotel. Lo rodea con cautela pues la idea de que la alfa de su lobita anda cerca la tiene en el fondo alerta y preocupada, pero es algo que no aceptará a viva voz, su orgullo puede más. Finalmente calcula cuál debe ser la ventana de la chica, la única abierta además, y apenas tomándose unos minutos de preparación, se ayuda de un árbol cercano y de la misma arquitectura de la pared externa del edificio para escalar, como todo un Romeo, hasta la ventana de la cual se agarra con ambas manos, asomando solo la cabeza esperando no haber errado o que la loba le haya engañado. ¿Dalia? pregunta en voz baja y al notar que no erró sonríe y mete la mitad derecha de su cuerpo por la ventana, sentada en el borde de esta. Hay para mí más peligro en tus ojos que en afrontar veinte espadas desnudas. Concédeme tan sólo una dulce mirada, y eso me basta para desafiar el furor de todos recita de forma teatral pero baja, como en un secreto, esas líneas que espera la otra reconozca para seguir el chiste interno.

< Edificio de Empleados, por la tarde | Look at me >

< Edificio de empleados, por la noche | See me >

El aroma característico y suave de la loba engatusa de forma inmediata a la rusa que sonríe de una forma tímida pero sincera, de quien encuentra el más bello tesoro y aún no puede creer que sea solo para ella, para deleitarse con la hermosa vista de una Dalia relajada pero bellísima. La mira de forma expectante luego de acabar con su pequeña línea teatral que es muy bien recibida y contestada por la morena, hecho que provoca una enorme sonrisa en Vika que no deja de verla ni un segundo.

Las líneas tienen una similitud casi atemorizante a su real situación, sabe que si la Alfa de su lobita la ve aquí tendrán graves problemas pero sabe que es lo que necesita, lo correcto, un pensamiento que solo se acentúa y confirma cuando las cálidas manos de la loba toman las suyas. Un estado de bienestar la llena a la par que un calor que inunda sus sentidos, que hace que todo se sienta más fuerte. Te cojo la palabra, Dalia. Dime tan solo ¡Amada mía!, dame ese nuevo bautismo, y nunca, ¡oh!, nunca volveré a ser Hedvika dice antes de besar el dorso de las manos de su morena, con ternura extrema, antes de entrelazar sus dedos con los ajenos, terminando de entrar en la habitación pero decide quedarse recargada en esa ventana mientras acerca el pequeño cuerpo de Dalia al suyo, estrechándola contra su pecho mientras sus manos entrelazadas aún, pasan a la espalda baja de la morena, que al encontrar desnuda causa un suspiro inevitable. Su nariz de pierde entre las hebras castañas de la loba, sintiendo como su aroma la relaja y excita a la vez.

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Con la loba todo es tan intenso. Vika ha estado con varias personas durante su vida, nada que haya sido considerado importante realmente, todos vampiros o humanos, pero jamás sintió ese magnetismo que parece irradiar de la loba, que la atrae irremediablemente. La sonrisa jovial en el rostro pálido de Vika es la única respuesta al siguiente verso que la morena recita, es sorprendente encontrar a alguien con quien pueda hacer este tipo de cosas de forma tan natural, es un cambio hermoso que una relación se torne en algo más allá de lo carnal, cosa que siempre le pasa a ella. Desea a la loba, de eso no hay duda, pero tanto como el deseo meramente lujurioso crece en ella, también lo hace un deseo de protección, de ternura y de pertenencia con esa castaña de ojos chocolate.

Vika baja su mirada color esmeralda hacia el chocolate fundido de su loba cuando siente sus labios sobre sus dedos, un roce muy íntimo que le cala muy dentro con ese calorcito que solo Dalia ha logrado hacerla sentir. No quiero a nadie más aquí tampoco de igual forma, además creo que sería más cómodo hablar como lo hacen en este siglo. Ya hice mi entrada teatral como todo un buen Romeo dice con un guiño mientras se agacha para juntar su frente con la ajena, dando un suspiro hondo.

Para la rusa nunca ha sido cómodo el pensamiento de depender de alguien, y eso aunado al sentimiento extraño que la ausencia de la loba en sus días provocó en ella es algo muy confuso. Más confuso aún el hecho de que en cuanto el cuerpo pequeño pero fuerte de Dalia estuvo pegado al suyo esa sensación se esfumó. Todo eso viaja por su mente a gran velocidad mientras ella solo se queda acariciando con su nariz la pequeña de Dalia, y entonces su cerebro parece ceder de forma penosa a lo que su sentir quiere gritar. Te he extrañado... como el sol extraña a las flores mi preciosa Dalia susurra con ojos cerrados, antes de rosar sus labios con los de ella, perdiendo el aliento por unos segundos por esa simple pero intensa sensación.

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Una sonrisa que irradia ternura y diversión se posa en el rostro pálido de Vika después de que escucha aquel halago de una forma tan formal y antigua, algo que en verdad la hace sentirse más envuelta en el fuerte sentimiento que Dalia le genera con solo verla. Se mueve apenas un poco para rosar con sus labios el mentón de la lobita, caricias que pueden parecer tontas pero que despiertan partes de su piel que antes parecían muertas. ¿Deslumbro como el sol? Creí que yo era más como la luna, ya sabes, por lo pálida dice ella con gracia, sin querer cortar la cercanía entre ellas.

Ella puede escuchar levemente el corazón de la morena que se acelera de forma evidente antes de sentir como sus labios son tomados por su loba, algo a lo que corresponde, apretando un poco a la chica contra su cuerpo. La mira con curiosidad pero no alcanza a decirle nada cuando su gorro es robado por la loba, a la que mira con una risa corta antes de frotar su espalda y subir sus manos para acomodárselo. La verdad te ves muy linda, creo que verte con mi ropa me gusta dice antes de robarle un beso más largo, acunando su rostro entre sus pálidas manos.

Minutos después, cuando siente que ya debe respirar, se separa recorriendo con sus manos el cuello y brazos de la loba, hasta entrelazar sus manos con las ajenas. ¿Qué estabas haciendo antes de que irrumpiera en tu día? pregunta con una sonrisa que no puede ocultar, no cuando esta con esa morena de ojos chocolate que con una mirada la deja en ese estado.

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La rusa sabe que quizás mato el momento de alguna forma con su corrección sobre el astro que le caracteriza más, pero no nota enojo en su lobita, al contrario, con esa suave caricia a su nariz incluso enciende esa sensación de calor en su pecho que solo Dalia logra. Yo siempre tengo razón mi hermoso Sol dice con un guiño muy coqueto antes de besar el mentón de la morena, quedándose con sus labios por más segundos de los normales, solo gozando de ese contacto con su piel tan cálida y tersa.

La idea de ver a la lobita con su ropa por ahí le genera un placentero sentido de posesividad sobre ella, uno que antes no había sentido con nadie y ahora le confunde pero le encanta, pues la morena parece abierta y dispuesta a cumplirle ese pequeño capricho de oler a ella, de que el entorno note que en su vida hay alguien de una manera especial a la que aún no sabe darle un nombre. ¿Usarías mi ropa a pesar de tu Alfa? Porque por mi felizmente te presto gorros, playeras y lo que quieras dice imitando el movimiento de cejas de la loba. No hagas eso si no quieres pasar muchos minutos con mis labios pegados a los tuyos hermosa susurra al ver como ella humedece esos labios que son una tentación para ella, una a la que es terriblemente débil.

La mira irse al sillón que está a solo unos pasos y la sigue, sentándose a un lado de ella, mirandola tan libre y tranquila a su lado y eso la llena de paz al instante. Dalia es como una lucecita de paz y locura para Vika, es esa parte que la hace sonreír sin mucho trabajo, que la hace comportarse como una humana adolescente llena de hormonas, la hace sentirse viva por completo. Mira el plato y hace un claro gesto de disgusto al oler un poco mas de cerca el líquido ferroso y rojo del plato. ¿Es de animal cierto? Mmmm... podría intentarlo pero la sangre de animal no es mi predilecta dice con un movimiento de hombros antes de mirar los labios de la loba, que tiene en realidad un poco de esa sangre. No lo piensa y se acerca para besarla de forma corta, chupando los labios de la morena al tiempo que se separa. Pero así sabe infinitamente mejor susurra antes de besar una de las mejillas y la frente de su lobita ¿Entonces veremos televisión comiendo... snacks, acurrucadas en tu sillón señorita alfa? pregunta al tiempo que se acomoda de tal forma que la loba queda con la espalda pegada a su pecho y su demás cuerpo entre las piernas de la rusa. Rodea a su morena por la cintura y esconde su cara en el cuello de esta. Se siente tan bien, tan en su sitio con ella, que no le parece apresurado estar así con ella, de forma tan íntima, solas en su habitación.

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El puchero de la loba puede ser catalogado como un arma muy ponderosa contra Vika, la desarma casi al instante y ella sabe que en cuanto la morena lo note podrá usarlo en su favor, algo que en realidad no sabe si de hecho le disgustaría pues algo dentro le dice que no. El roce del dedo ajeno sobre su piel eriza su piel de una forma muy placentera, entrecerrando los ojos. ¿Sabes que eres muy linda y que me estas embelesando cada vez más con esos comentarios tan halagadores? pregunta con una sonrisa pequeña antes de dejar un suave y casto besos en los labios de su morena. Mis dos mitades están totalmente atrapadas en tus encantos Dalia.

De hecho no es difícil, lo complicado es que anda caminando de forma viva dice en forma de broma, aunque es bastante sombría pero ese es el humor de la rusa. Baja la mirada unos segundos, antes de suspirar y enfrentarse de nuevo a la mirada de chocolate Las hay… estoy intentando disminuir mis matanzas Dalia… pero es difícil cuando llevas toda la vida dejando tus instintos depredadores desarrollarse susurra en tono serio, quiere que ella note que está haciendo de cierta forma un esfuerzo por no ser por completo una asesina pues sabe bien la posición de Dalia en el asunto de matar humanos y para nada quiere que eso sea un factor para que la morena se aleje de ella. La rusa no ignora el hecho de que con ese beso el cuerpo de la loba se acercó más a ella, y el pensamiento de que quizás ella quería más la pone de un humor muy bueno pues ella sí que quiere más con la loba. Toda emoción sexual se va de golpe en cuanto escucha eso de estar sanando… eso quiere decir que está convaleciente y sea cual sea la razón ella debe saberlo de inmediato. Su cuerpo se tensa, a pesar de que en el fondo disfruta de cómo ella juega con las hebras negras de su cabello. Detiene el juego tomando con una mano ambas muñecas con cuidado pero firmeza, y hace que la loba la mire, con su otra mano en su mentón. Los ojos esmeraldas irradian preocupación, miedo y cierto grado de enojo aún sin saber nada. ¿Qué te paso Dalia? Y no quiero que inventes nada… necesito saber la verdad y los detalles, nada de minimizar las cosas y hacerte la loba feroz dice sin un dejo de gracia o broma, más bien totalmente seria. La sola idea de que su loba estuvo en peligro la hace rabiar.

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