Love at midnight | Vladimir

Hotel LeBlanc

Laberinto Leblanc Mia LeBlanc & Vladimir Dragotzky {02:28hrs}

Con un hombre menos para pelear, el líder decide ir tras el vampiro, atrapándolo justo cuando pretendía lanzarse sobre los otros. Lo tomó de la nuca y tiró de él hasta dejarlo en el suelo. Un sutil silbido le indicó que los arqueros estaban ansiosos de participar, por lo que alzó su mano en un puño, dando la señal. Dos flechas fueron disparadas en dirección al vampiro, clavando sus manos al suelo. El líder sonrió apenas al escuchar el satisfactorio siseo de dolor.

—Quien diría que estas asquerosidades podrían sentir dolor después de muertos —dijo, acercándose a su presa, mostrando su arma restante.

Dos cazadores se vieron en serios problemas con la mujer. Estaba literalmente hecha una fiera, habiendo derribado a un tercero, pisándole la pierna al que le había rasgado la ropa. El chasquido precedió al aullido de dolor del cazador. Entonces los demás se movilizaron con más rapidez, como despertando de un dulce sopor de interminable placer asesino. Tenían que hacerlo, porque de lo contrario terminarían drenados de sangre.
Los arqueros comenzaron a disparar más flechas, pero la velocidad de la vampira era mayor a la de sus lanzadas, esquivando cada letal punta de agua bendita con la gracia de una bailarina, dando pequeños pero certeros saltitos, hasta que se las arreglo para trepar hasta donde estaba uno de los arqueros y tirar de él hacia abajo. Otro arquero se fue tras su compañero, dispuesto a ayudar o morir intentando.

—¿¡A qué demonios apuntan, idiotas?! —bramó el segundo al mando, abandonando su posición en las alturas para unirse a la pelea.

Por el rabillo del ojo pudo ver como el vampiro se libraba de las flechas que lo mantenían pegado al suelo y se defendía con sus garras ensangrentadas y sus colmillos centellando ponzoña. Temió por la vida de su líder, pero sabía que este tipo de profesiones sólo aseguraban muerte.
El cazador que había resultado ileso del primer ataque de la vampira se unió al líder, sacando de debajo de su capa seis pares de cuchillos que sostuvo con elegancia entre sus dedos, lanzando primero los de su mano derecha en dirección al vampiro, logrando cortar su hombro y su otra mejilla.

Off-Rol:

Novy Paradak

Hotel LeBlanc

Laberinto Leblanc Mia LeBlanc & Vladimir Dragotzky {02:33hrs}

En cuestión de segundos el equipo de tan expertos cazadores pasó a ser superado por la pareja de vampiros. El líder comenzó a dudar sobre el resultado final, pero no podían abandonar ahora. Esta era su vida, para lo que habían sido entrenados apenas habían aprendido a caminar.
Uno de los arqueros yacía totalmente pálido como la luna en el suelo, drenado hasta la última gota de sangre. La vampira estaba hecha una diabla, una fiera desesperada por defender a su macho. El vampiro, mientras tanto, aùn luchaba contra las dagas. Las lastimaduras aún no sanaban, por lo que lo habían dejado un poco lento, pero no incapaz de chuparle hasta el alma al cazador más cercano.

—¡Atención! El resto de los que no han sido humillados por la sanguijuela rubia levanten sus armas. —dijo en un tono de voz tan autoritario que llamó la atención de los vampiros—. Debería dejar que esos fenómenos los tuvieran de postre, pero mejor les enseño como se caza realmente a un vampiro.

No acabó de decir aquello que sacó una pistola de la nada y disparó al hombro de vampiro. Al instante un siseo de dolor llegó a sus oídos, pero no tuvo tiempo de deleitarse, porque se apresuró a disparar a la vampira en el muslo con otra pistola.

—Ahora mismo esa bala comenzará a recorrer lentamente su torrente sanguíneo hasta llegar a su corazón. No quieren saber que ocurrirá en ese entonces, ¿o sí? —mantuvo ambas pistolas alineadas con las cabezas de la pareja—. Imposible de extraer. Sólo puede detenerse vertiendo agua bendita en la entrada de la herida, que al igual que la bala recorrerá todo hasta alcanzar el plomo. Apuesto a que no se atreverían a soportar tanto dolor. Yo que ustedes... Me dejaría morir y ya.

El resto de los cazadores comenzaron a reírse por lo bajo, expectantes por lo que ocurriría a continuación. Bien podrían terminar aquello y matarlos, o los vampiros decidirían huir para intentar detener la inminente muerte.

Off-Rol:

Novy Paradak